Cuando nos invitan a comer o a cenar tenemos un problema. O al menos a mí me pasa. No sé que nunca que llevar: ¡algo dulce o algo salado!, ¡vino blanco o tinto!, ¡entrante o postre! Casi siempre me decido por algo de postre ya que aunque haya más de uno siempre acabamos picando y comiendo más de lo normal. Y si además la sobremesa es larga las tartas y postres acaban desapareciendo.
Hay muchas variedades de tartas de manzana. Aquí os dejo una fácil que siempre tiene éxito.
Ingredientes para una tarta grande de 12 raciones:
1 vaso grande de leche (300 ml.)
La misma medida de harina
La misma medida de azúcar
1/2 vaso grande de aceite (150 ml.)
1 sobre de levadura
6 huevos
3 manzanas peladas y ralladas
2 manzanas cortadas finas para adornar
1 limón
50 ml. almíbar
100 ml. mermelada albaricoque
2 hojas de gelatina
Encendemos el horno a 170º. En un plato pelamos las tres manzanas y las rallamos bien. Añadimos el zumo de medio limón para que no ennegrezcan y mezclamos. En otro plato pelamos y cortamos en láminas finas las otras dos manzanas y mezclamos también con el zumo del otro medio limón. En un bol mezclamos los huevos, el azúcar, la leche y el aceite. Batimos bien para que se mezclen todos los ingredientes. Incorporamos la harina y la levadura con movimientos envolventes. Añadimos las manzanas ralladas y mezclamos bien.
Untamos de mantequilla un molde para horno y tiramos la masa del bol. Colocamos encima la manzana en láminas. Lo trasladamos al horno a 170º horno arriba y abajo unos 45-55 minutos. Los últimos 10 minutos subimos el horno a 190º para que coja color la tarta. Cuando esté lista retiramos.
Remojamos las hojas de gelatina en agua fría unos cinco minutos.
En un cazo mezclamos el almíbar con la mermelada de albaricoque y lo ponemos al fuego. Cuando esté caliente añadimos la gelatina escurrida y mezclamos hasta que se disuelva completamente.
Cuando esté tibio, con un pincel, untamos toda la tarta. Dejamos enfriar y servimos.
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